Air tour (II)

Nos encontramos recorriendo el cauce del río, desde el vértigo y, pese a la caída que nos separa, pese a la mugre que enturbia, veo el hilo marrón que transporta residuos y podredumbre en su fangoso fluir, desciendo en un vuelo mental que me acerca algún detalle, una oquedad entre un trozo de roca carcomida y una montaña de bolsas de plástico atrapadas por una rama, escamas de menstruo escalonándose sobre las protuberancias, burbujas de aire hinchándose y reventándose, salpicando gris y transparencia. Regreso.

Todo queda registrado y todo se disipa. Nada vivo vive ahí, seguimos en silencio y el metal roza y se torsiona, el anillo se mantiene oblicuo y bamboleante, aparecen algunas imágenes ya algo hilvanadas, palabras tratando de conferir sentido, no claro todavía, un eco con hipo, la pantalla proyecta, entrecruzando señales ahora, el homúnculo todavía no se hace cargo pero, diría ahora, avisaba de su llegada.

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Ya le voy diciendo que sí, y que no.